Detuve una mirada pausante,
entre edificios viejos y arruinados,
en un cielo de plata atravesado por un sol naciente,
y al mismo tiempo poniéndose...
Senti las gotas, estáticas,
en el aire virgen y fresco,
no entendiendo si alucinaba
o soñaba en esa tarde de marzo.
Olvidé el ser en ese cándido avistamiento,
las dulces retinas no pudieron más
que alimentarse de ese arcoíris fluido,
de colores diestros, e interminablemente
gigante...
Él se mostró natural y distante,
desdeñando cantares y conservando
una omnipresencia inaudita.
Observé su curva perfecta, rígida y tan fr